Una de las cosas más bonitas que tiene la vida es que nos ofrece un montón de sueños que podemos hacer nuestros si queremos. Depende de nosotros el cogerlos y exprimirlos o el aparcarlos y rechazarlos.
Hay sueños de todos los colores y texturas; de todas las formas y contornos. Hay tantos sueños como personas o quizás unos pocos más...
Todos son diferentes y vienen en distintos paquetes y envoltorios. Hay para todos los gustos y para todas las necesidades.
Yo he escogido unos cuantos dentro de la amplia gama que nos presenta la vida.
Algunos tienen forma de nota musical (de corchea, concretamente) y simbolizan conciertos vividos y musicales disfrutados y compartidos. Otros tienen forma de fotografía y representan el sueño de querer inmortalizar todos los momentos especiales que me suceden. Simbolizan mis ganas de hacer 'clic' y guardar instantes para siempre.
En el reparto de sueños, también escogí algunos que vienen en baúles grandes y de color ocre. Dentro hay de todo: recortes de revista, billetes de autobús y de avión, cuentas de restaurantes y de heladerías, entradas, folletos... en resumidas cuentas, sueños cumplidos en el pasado.
Y en mi lista también tengo un montoncito de sueños materializados en personas. Personas que me hicieron soñar y que me quitaron el sueño. Personas que contribuyen a mis sueños de futuro y otras que comprenden los sueños de mi presente. Personas soñadoras y otras que no lo son tanto pero que también forman parte de mi sueño. De mi sueño de contar con gente bonita y especial en mis días.
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