miércoles, 29 de diciembre de 2010

Una de las cosas más bonitas que tiene la vida es que nos ofrece un montón de sueños que podemos hacer nuestros si queremos. Depende de nosotros el cogerlos y exprimirlos o el aparcarlos y rechazarlos.

Hay sueños de todos los colores y texturas; de todas las formas y contornos. Hay tantos sueños como personas o quizás unos pocos más...

Todos son diferentes y vienen en distintos paquetes y envoltorios. Hay para todos los gustos y para todas las necesidades.

Yo he escogido unos cuantos dentro de la amplia gama que nos presenta la vida.

Algunos tienen forma de nota musical (de corchea, concretamente) y simbolizan conciertos vividos y musicales disfrutados y compartidos. Otros tienen forma de fotografía y representan el sueño de querer inmortalizar todos los momentos especiales que me suceden. Simbolizan mis ganas de hacer 'clic' y guardar instantes para siempre.

En el reparto de sueños, también escogí algunos que vienen en baúles grandes y de color ocre. Dentro hay de todo: recortes de revista, billetes de autobús y de avión, cuentas de restaurantes y de heladerías, entradas, folletos... en resumidas cuentas, sueños cumplidos en el pasado.

Y en mi lista también tengo un montoncito de sueños materializados en personas. Personas que me hicieron soñar y que me quitaron el sueño. Personas que contribuyen a mis sueños de futuro y otras que comprenden los sueños de mi presente. Personas soñadoras y otras que no lo son tanto pero que también forman parte de mi sueño. De mi sueño de contar con gente bonita y especial en mis días.

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